KAREN Y CAROL, DOS HERMANAS EMPRENDEDORAS DESAFÍAN ESTEREOTIPOS DE GÉNERO EN BOLIVIA CON INNOVADOR PROYECTO TECNOLÓGICO

Karen y Carol Fábrica Quispe son dos hermanas bolivianas que han decidido romper barreras. Estudiantes del Instituto Tecnológico de Aprendizaje Industrial (IAI), ambas se han embarcado en un emprendimiento innovador que busca transformar la industria tecnológica en Bolivia, un sector tradicionalmente dominado por hombres.

Su historia es la de una constante superación. A pesar de que las brechas de género ocasionan limitaciones en el desarrollo social, las hermanas han logrado encontrar en la formación técnica una puerta de oportunidades que les permite tanto crecer profesionalmente como aportar a la economía local. 

Este logro es fruto de su participación en el programa GO: Generando Oportunidades, ejecutado por Fe y Alegría con el apoyo de Inditex, una iniciativa que busca promover la formación técnica productiva, organizacional y comercial con un enfoque medioambiental.

Yo les diría a las mujeres que quieren adentrarse en una carrera técnica sería que se esfuercen, porque eso de los estereotipos que los hombres pueden hacen un trabajo y las mujeres pueden hacer otro ya quedó en parte del pasado.

En Bolivia, los retos son múltiples. Las ofertas formativas en los centros educativos técnicos, también se ven afectadas por las brechas de género reforzando barreras para las mujeres que desean emprender. Según datos globales, la falta de formación en sectores técnicos ha llevado a que muchas mujeres no tengan acceso a empleos remunerados, y enfrentan constantemente actitudes sexistas en sus entornos educativos y laborales.

Karen y Carol no fueron ajenas a este contexto. Sin embargo, su determinación y pasión por aprender las llevó a desafiar los convencionalismos. 

“Nosotras nos dedicábamos al comercio y vendíamos pantalones jean”. En esta experiencia notaron que había una gran demanda, “veíamos cómo los clientes llevaban en forma masiva”. De esa forma, se familiarizaron rápidamente con el sector, aprendiendo a calcular costos, presupuestos, ganancias, lo que incentivó su curiosidad a querer entender más sobre la industria, por ello tanto Carol como Karen, decidieron profundizar en los procesos de producción textil.

La incursión en la industria textil no se limitó a la parte comercial. Las hermanas comenzaron a explorar el funcionamiento de las fábricas, observando el impacto de la tecnología en los procesos de producción. Fue allí cuando decidieron dar el siguiente paso y estudiar técnicas especializadas.

El camino no fue sencillo, pero el apoyo de sus seres queridos, especialmente de sus hermanos, fue fundamental. “Nuestros hermanos fueron nuestros grandes motivadores porque ellos siempre nos apoyaron”, menciona Carol, quien destaca que su familia fue crucial para lograr sus objetivos.

Una de las características más valiosas de su formación en el IAI es la alta calidad de la enseñanza. En su instituto, las clases están orientadas un 70% a la práctica y un 30% a la teoría, lo que ha permitido que las hermanas adquieran habilidades prácticas y conocimientos técnicos esenciales para su emprendimiento. 

Asimismo, las hermanas destacan la importancia de sus estudios en el logro de sus objetivos. “El poder estudiar estas carreras técnicas, te brinda las herramientas necesarias para que uno se pueda adentrar al entorno laboral e industrial, y de esa forma también puedas realizar proyectos y emprendimiento personales y nos ayuda de alguna forma a poder contribuir al desarrollo de nuestro país”, comenta Karen.

Además, resaltan la importancia de los docentes, quienes se han convertido en verdaderos mentores. “Tuve la oportunidad de conocer a docentes muy buenos, que de verdad tenían esa pasión por enseñar a los estudiantes todos esos conocimientos. También tuvimos la oportunidad de conocer a buenos compañeros que a medida que nos iban enseñando nosotras íbamos rescatando todo lo que se podía aprender de ellos”.

A pesar de ser mujeres en un entorno predominantemente masculino, las hermanas comentan que no experimentaron discriminación, destacando la importancia de que estos entornos sean seguros, libres de estereotipos y violencias de género para garantizar un aprendizaje con igualdad. “Puedo decir que discriminaciones casi no he tenido, pero sí me he llevado esa experiencia de poder trabajar en equipo entre los compañeros”, relata Karen.

Nuestra meta es tener una empresa consolidada en el país.

El emprendimiento de Karen y Carol se basa en la creación de una empresa que fusiona la fabricación de circuitos electrónicos con un enfoque alternativo y automatizado. La propuesta de las hermanas es innovadora, ya que buscan mejorar los procesos tradicionales de fabricación, de forma más precisa y con un control más eficiente del manejo de las máquinas.

Gracias al apoyo del programa Fe y Alegría, las hermanas han logrado obtener un capital semilla que les permitió adquirir una impresora 3D, con la que han avanzado en el prototipado de sus proyectos electrónicos. 

Con esta herramienta, han dado un paso más hacia la consolidación de su sueño: “Nuestra meta es tener una empresa consolidada en el país y juntar la parte de software y hardware y poder integrar todo esto”; de ese modo, su objetivo es automatizar el funcionamiento de las maquinarias del sector textil. Asimismo, esperan que a largo plazo ya puedan contar con los equipos necesarios para diseñar nuevas estructuras mecánicas, aseguran.

Este sueño, sin duda, es un ejemplo claro del impacto de la formación técnica y los programas de emprendimiento en la mejora de la calidad de vida de los participantes. No solo les ha permitido adquirir habilidades para ser productivas, sino que también les ha dado las herramientas para contribuir al desarrollo de su país.

Karen y Carol no solo buscan el éxito para ellas, sino también inspirar a otras mujeres a seguir el mismo camino. “Lo que yo les diría a las mujeres que quieren adentrarse en una carrera técnica sería que se esfuercen, porque eso de los estereotipos que los hombres pueden hacen un trabajo y las mujeres pueden hacer otro ya quedó en parte del pasado porque ahora estamos en un nuevo mundo donde cada vez la tecnología se va adentrando más”, afirman.

Hoy, Karen y Carol Fábrica Quispe son un ejemplo de perseverancia, creatividad y valentía. Su historia es la de miles de mujeres en Bolivia que, a pesar de los obstáculos, se atreven a soñar y a transformar su entorno. Gracias a su emprendimiento, ellas están creando un impacto positivo en su comunidad, demostrando que el esfuerzo y la educación pueden cambiar el curso de cualquier historia, especialmente para las mujeres.